Naiguatá, 16 Dic. AVN.- Este lunes,
aproximadamente a las 3:00 de la madrugada, falleció Pablo Roberto
“Robin” Izaguirre López, diablo mayor de la cofradía de los Diablos
Danzantes de Naiguatá, estado Vargas.
El lamentable fallecimiento se produjo en su casa, donde lidiaba desde hace tres meses con las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV), informó el presidente de la cofradía, Kelvin Romero.
“Ya venía sintiéndose mal y en conversaciones con él nos pidió que no le danzáramos cuando muriera. Él no compartía el hecho de estar bailándole a los difuntos ni movilizando a la diablada para otra cosa que no sea bailarle al Santísimo”, comentó.
La directiva de la cofradía se encuentra reunida para la realización de un homenaje a Robin, quien tenía 59 años bailando tras su máscara de cochino, regalo en vida del anterior diablo mayor, Norberto Yriarte.
Para colaborar con los preparativos, el secretario de Cultura de la Gobernación de Vargas, Jesús Vizcaíno, y el director general del Gabinete Ministerial Cultural en la entidad, Richardo Pérez, hicieron presencia para brindar, además, apoyo en los gastos del sepelio.
“Estamos organizando algunas actividades desde Caracas, que estaremos informando próximamente”, dijo Pérez.
Un sueño
Robin, a los 76 años de edad, en su última danza como diablo mayor en las recientes fiestas de Corpus Christi agradeció al Santísimo Sacramento del Altar el reconocimiento de la Unesco a la cofradía naiguatareña como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En esa oportunidad, aprovechó para pedir a las autoridades venezolanas y a los devotos danzantes, unos 1.800 en total, la materialización de un sueño.
“Gracias a la fe vinimos y por la fe nos vamos a recorrer todo el pueblo en procesión. Por esta misma fe pido a los seguidores del Santísimo que den ejemplo de ser buenos diablos y que, antes que yo parta de este mundo, yo pueda ver la casa de los Diablos Danzantes de Naiguatá”, dijo a AVN.
“Mi papá era una persona muy religiosa y aquí en el pueblo todo el mundo lo conocía y respetaba. Era muy querido y la gente lo amaba y creo que él contribuyó a que los diablos sea una tradición que se reafirma con el tiempo”, dijo Roberto Izaguirre, quien juró seguir el ejemplo de su padre.
Roberto Izaguirre es velado en su residencia, ubicada en la calle El Mamón, pueblo abajo.
La directiva de la cofradía estudia la posibilidad de nombrar a Norberto Yriare (hijo) como diablo mayor.
El lamentable fallecimiento se produjo en su casa, donde lidiaba desde hace tres meses con las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV), informó el presidente de la cofradía, Kelvin Romero.
“Ya venía sintiéndose mal y en conversaciones con él nos pidió que no le danzáramos cuando muriera. Él no compartía el hecho de estar bailándole a los difuntos ni movilizando a la diablada para otra cosa que no sea bailarle al Santísimo”, comentó.
La directiva de la cofradía se encuentra reunida para la realización de un homenaje a Robin, quien tenía 59 años bailando tras su máscara de cochino, regalo en vida del anterior diablo mayor, Norberto Yriarte.
Para colaborar con los preparativos, el secretario de Cultura de la Gobernación de Vargas, Jesús Vizcaíno, y el director general del Gabinete Ministerial Cultural en la entidad, Richardo Pérez, hicieron presencia para brindar, además, apoyo en los gastos del sepelio.
“Estamos organizando algunas actividades desde Caracas, que estaremos informando próximamente”, dijo Pérez.
Un sueño
Robin, a los 76 años de edad, en su última danza como diablo mayor en las recientes fiestas de Corpus Christi agradeció al Santísimo Sacramento del Altar el reconocimiento de la Unesco a la cofradía naiguatareña como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En esa oportunidad, aprovechó para pedir a las autoridades venezolanas y a los devotos danzantes, unos 1.800 en total, la materialización de un sueño.
“Gracias a la fe vinimos y por la fe nos vamos a recorrer todo el pueblo en procesión. Por esta misma fe pido a los seguidores del Santísimo que den ejemplo de ser buenos diablos y que, antes que yo parta de este mundo, yo pueda ver la casa de los Diablos Danzantes de Naiguatá”, dijo a AVN.
“Mi papá era una persona muy religiosa y aquí en el pueblo todo el mundo lo conocía y respetaba. Era muy querido y la gente lo amaba y creo que él contribuyó a que los diablos sea una tradición que se reafirma con el tiempo”, dijo Roberto Izaguirre, quien juró seguir el ejemplo de su padre.
Roberto Izaguirre es velado en su residencia, ubicada en la calle El Mamón, pueblo abajo.
La directiva de la cofradía estudia la posibilidad de nombrar a Norberto Yriare (hijo) como diablo mayor.
AVN
16/12/2013 10:39
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