Caracas, 14 Dic. AVN.- Por primera vez en
1998 alguien gana una elección en Venezuela con una propuesta
estrictamente política. Lejos de las tradicionales promesas populistas,
Hugo Chávez fue a su primera campaña presidencial con una sólida y
profunda propuesta de refundar el país.
El objetivo apuntaba hacia la creación de una nueva república, la
quinta. Con la victoria en el proceso electoral, Chávez convocaría a una
Asamblea Nacional Constituyente para la redacción de la Constitución
que recuperaría el ideal bolivariano, aseguraría la soberanía nacional,
profundizaría la democracia y ampliaría los derechos de los venezolanos
en el acceso a la vivienda, la educación, la salud, la alimentación, la
recreación y el deporte, además de proscribir de manera clara toda toda
forma de discriminación, garantizando los derechos de todas las
minorías del país.
El 15 de diciembre de 1999, hace 14 años, con el 71% de los votos, se
aprobó el texto constitucional de la nueva República Bolivariana de
Venezuela.
Los hechos que parieron La Constitución hablan de su carácter
democrático. Comenzó a gestarse luego de la elección de Chávez en el 98.
Al año siguiente, el 25 de abril de 1999, se convocó a un referendo
consultivo avalado por la antigua Corte Suprema de Justicia - hoy
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)-, para preguntar al pueblo si quería o
no una Asamblea Constituyente que redactara el texto legal. 87% de los
votantes dijo que sí; luego, el 25 de julio de ese año se eligieron, en
un nuevo comicio, los 128 hombres y mujeres encargados de redactar la
Carta Magna. Por primera vez se había hecho letra viva el concepto de
que la soberanía reside en el pueblo.
Cinco meses después, el 15 de diciembre de 1999, los venezolanos
elegían la normativa que establecía la democracia participativa y
protagónica como modelo de gobierno, terminando así con la
representatividad característica de los anteriores 40 años.
El proceso de elección se realizó en medio de fuertes lluvias
producto de una vaguada que terminó con la vida de miles de ciudadanos
del hoy estado Vargas.
El presidente Chávez canceló la celebración postelectoral y manifestó
que a pesar del duelo, el pueblo se daba a sí mismo una conquista
democrática que dejaba atrás al puntofijismo, periodo en el que imperó
la alternancia entre partidos que compartían el mismo modelo político
neoliberal que dejó índices de pobreza de hasta 40%.
La aprobación de la Constitución de 1999 asomaba los cambios que hoy
se evidencian en el país. El texto permite revocar mandatos elegidos por
voto popular y señala que la soberanía nacional reside
"intransferiblemente" en el pueblo, quien la ejerce con los mecanismos
establecidos en la Constitución y en el sufragio.
He aquí una de las grandes diferencias con su antecesora, la
Constitución aprobada en 1961, que indica en su artículo cuatro que la
soberanía la tiene el pueblo, pero la ejerce sólo mediante el sufragio,
es decir, cuando se convocaran elecciones que, en la época, era cada
cinco años.
En la nueva Carta Magna, el pueblo tiene la potestad de participar en
referendos aprobatorios y consultivos, así como elegir y reelegir sin
limitación de períodos (luego de la enmienda de 2009) a sus gobernantes a
través de las elecciones, además de participar activamente en los
debates de proyectos y en la contraloría social del uso de los recursos
del Estado.
En estos procesos comiciales puede participar el pueblo, no sólo
como votante, sino como candidato o candidata a través de la "iniciativa
propia", establecida luego en la Ley Orgánica de Procesos Electorales.
"Es perfectible"
A esta carta se le opuso el conjunto de factores tradicionales del
poder económico y político del país, incluyendo organizaciones políticas
que hoy dicen defenderla como Acción Democrática, Copei o Primero
Justicia. Alegaban que la Constitución de 1961 "era perfecta", que sólo
había que aplicarla, no modificarla porque los problemas de los
venezolanos eran otros.
La respuesta, cultural y política, que han defendido los sectores
populares, bolivarianos y revolucionarios, es que en 1999 los
venezolanos nos dimos una constitución que es "perfectible" porque puede
ir ajustándose a los cambio sociales que el pueblo considere
necesarios.
La interpretación de perfecta a perfectible terminó en Venezuela con
una situación que aun ocurre en algunos países latinoamericanos, en los
cuales las derechas políticas califican de delito modificar
constituciones con visos coloniales, protectoras del poder económico
individual en detrimento del bienestar colectivo.
Se sentó en el país un precedente de constitución popular que, a
pesar de los alegatos en contra, permitió el nacimiento de un país con
un nuevo marco legal que dio paso acciones contra la pobreza y la
exclusión social.
Dichas acciones tienen su base en la Carta Magna que establece
claramente que es el Estado, como representante de los intereses de
todos los venezolanos, el propietario de los recursos que se encuentran
en nuestro subsuelo, y en este caso, de los recursos de hidrocarburos
que son el petróleo y el gas.
Este precepto originó cambios en la política petrolera y se puso a la
principal industria nacional, Petróleos de Venezuela, al servicio el
país para desarrollar programas sociales como Misión Ribas, para la
formación en educación secundaria; Barrio Adentro, para la atención en
salud; Mercal y Pdval, para la venta subsidiada de alimentos, etc.
A través de las misiones se incrementó la inversión social hasta
alcanzar la cifra de 500 mil millones de dólares en la última década,
con resultados de 60% de reducción de la pobreza, que en 1988 se ubicaba
en 44%, mientras que a la fecha, es de 23,9%.
En el 11 aniversario de la Constitución, en el año 2010, Chávez
manifestó que la Constitución estaba viva. Hoy, cuando se cumplen 14
años de su aprobación, sigue siendo fuente de nuevas leyes y preceptos
para la construcción de la vida democrática y de inclusión con la que
nació.