sábado, 5 de octubre de 2013

Eje del Vivir Bien cumple dos años en rescate de la nocturnidad caraqueña



Caracas, 04 Oct. AVN.- Luces verdes y amarillas que decoran el camino, especies arbóreas alrededor y una atmósfera relajante acompañada por notas de jazz y bossa nova, así es el Eje del Vivir Bien, un espacio para el compartir y el quehacer cultural que desde su inauguración en octubre de 2011, le ha apostado al sano esparcimiento y al rescate de la nocturnidad caraqueña.
Adopta ese nombre luego de que el comandante Hugo Chávez expresara que vivir bien se trataba de tranquilidad, felicidad y optimismo, parte de las sensaciones que los visitantes del lugar experimentan al entrar.
Ubicado entre la Plaza de Los Museos y la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), el Eje, cuya extensión es de 2.000 metros cuadrados, se impone como un lugar de encuentro para jóvenes y adultos, para niños que ríen mientras comen un helado, para curiosos de las artes y estudiantes, para quienes al terminar la jornada laboral desean tomar una copa de vino, para los enamorados.
Para hacer este espacio posible, el Gobierno nacional invirtió 2.500.000 bolívares en su construcción y recuperación de jardines, labor en la que participó Pdvsa La Estancia.
“Aquí va a haber música, teatro, performances, conciertos, recitales de poesía, y muchas otras actividades, es decir, aquí vamos a tener todo lo necesario para que la pasemos bien, con un entretenimiento de alta calidad y digno para todos los venezolanos”, expresó el 5 de octubre de 2011 el entonces ministro para la Cultura, Pedro Calzadilla, durante el acto de inauguración del espacio cultural.
Un paseo por el Eje
Afuera del lugar, un grupo de jóvenes estudiantes aguardan sentados, conversan, ríen. Otros practican movimientos de capoeira. Otros se toman fotografías junto a los murales que retratan el rostro del Comandante Chávez. Adentro, se miran adultos y niños conversando sentados, mientras son atendidos por jóvenes que cada noche ofrecen diversos productos en los seis kioskos que forman parte de este espacio. En el primero de ellos está María Isabel Hurst, una joven de cabellos claros que toma nota de los pedidos de los clientes mientras corta los alimentos con cuidado.
“Aquí ofrecemos alimentos preparados desde la casa, como pastel de pollo, pastel de ricota, de queso crema. También damos tortillas españolas, mini pizzas, pastelitos y enrollados vegetarianos. Tenemos bebidas naturales, como papelón con limón, papelón con limón y jengibre, té de flor de jamaica y ciertos cocteles”, expresa Hurst mientras su compañero la cubre en los quehaceres.
Desde un año y nueve meses que está en el lugar, asegura que lo especial del Eje se basa en su atmósfera. “La gente viene aquí, se distrae un rato, se toma un par de tragos y pasa la noche tranquilamente, conversando. Le colocamos música para que entren en ambiente. Es un lugar para relajarse”.
El siguiente local está decorado por una pared de corchos donde cuelga un pequeño letrero. “Bebed con alegría, amar con maestría que de eso se trata la vida. Bienvenidos” se lee. Una joven mujer de piel blanca y cabellos rizados aguarda en la caja, sus compañeros atienden las mesas y preparan los tragos.
“Este local se llama Sal Si Puedes Coctelería. Trabajamos de martes a domingo. Yo estoy en la caja, en la barra o en las mesas. Lo que salga”, expresa Andrea Hunt, quien trabaja desde hace dos años en el Eje.
“Nunca imaginé que iba a trabajar en un bar, pero es divertido. Aprendes mucho de la gente. Aquí vienen personas de todos lados, nuestro público en su mayoría es bohemio, debe ser porque estamos rodeados de museos y salas de teatro”, dice la muchacha mientras muestra la carta de bebidas al equipo de la Agencia Venezolana de Noticias, para invitarles un trago. ¿Quieren alguno?, pregunta.

La rutina de Andrea se basa en servir las bebidas y tratar bien al público, pues eso -afirma- es lo más importante. “Este es un lugar bonito y Caracas es una ciudad llena de jardines. Hay que aprovecharlos. Pocas ciudades tienen tantos jardines para reencontrarse con uno mismo y pasarla bien”.
Los amantes de la lectura y la música tienen un lugar para disfrutar de un buen libro mientras beben una taza de café. Café Cafunga, el tercer kiosko del lugar, es quizá el más tranquilo y relajante entre los demás locales del Eje.
“La idea no es parecernos a un café de centro comercial. Nosotros tenemos otra metódica. Nuestro propósito es que la gente venga aquí y se reúna. Hay personas que vienen a tocar espontáneamente. Hay estudiantes de la Unearte que se sientan en nuestras mesas para dibujar”, expresa Yamila Grioni, encargada del café.
Cuenta que el local recibe ese nombre debido a un dulce tradicional venezolano ideado en las playas de Barlovento y que se llama igual que el café: cafunga. Entre sus ingredientes está el coco rallado, el cambur manzano, papelón y harina de maíz. Luego de prepararlo, se envuelve en hojas de plátano que van al horno. “Este es un postre de tradición que se está perdiendo entre nuestra cultura, y nosotros queremos rescatarlo”, expresa.
Otros platos de creación artesanal son parte de la oferta gastronómica de este local. “Tenemos tortas de frutas como la parchita, la guanabana. También tenemos tortas de chocolate. Vendemos tequeñones con sirope de tamarindo, empanaditas de vegetales, tortillas de papas, y guarapitas a base de cocuy”, explica.
Con respecto a las manifestaciones culturales que se dan en el Eje, Grioni resalta los conciertos que los días viernes y sábado de cada mes se llevan a cabo en el lugar. En el futuro, dice, le gustaría que estas actividades culturales incluyeran obras de teatro o presentaciones de monólogos. “El Eje es un experimento que irá creciendo con el pasar del tiempo”, considera.

Un Eje en crecimiento
Para Emmy Herrera, una de las encargadas del Eje que labora allí desde su inauguración, este espacio era un justo regalo que los ciudadanos necesitaban para recuperar parte de la tranquilidad de esa Caracas de antes, la de los techos rojos. “En dos años de trabajo hemos comprobado que sí es posible fomentar una cultura de tranquilidad, de mucha armonía y respeto que rescata la nocturnidad de nuestra ciudad”, expresó Herrera.
Expresa que una de las formas de reducir la violencia en los barrios de Caracas, es la construcción de un Eje del Vivir Bien en cada punto de la ciudad. De lograrse este planteamiento, agrega, “podríamos tener una gestión de seguridad más exitosa".
"Estamos cambiándole la cara a la ciudad y creo que podemos incluir un eje del vivir bien en todas las ciudades de Venezuela, todos lleno de cultura, de música de mundo, con respecto, con sencillez”, dice.
A propósito de la celebración del segundo aniversario de este espacio, el Ministerio para la Cultura está trabajando en la programación de nuevas y diferentes actividades que se extenderán durante todo octubre.
“Tendremos un mes en el que nos visitarán muchas figuras que nos han acompañado a lo largo de estos dos años. Este viernes Biella Da Acosta, una de las mejores cantantes venezolanas del rock y jazz, ofrece un concierto en los espacios del Eje”, informó.
En el futuro se espera que este espacio crezca y se extienda hasta el Parque Los Caobos y llegue, inclusive, a ocupar parte de la avenida México. “Que el Eje crezca es nuestro gran proyecto. Lo tenemos en mente desde hace mucho tiempo. Proyectos como este están concebidos para crecer”.
Arianne Cuárez AVN 04/10/2013 22:10 
 

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