Crímenes racistas en Francia:
Francia ha recibido la llamada de aviso que con bastante retraso el Gobierno alemán aceptó encajar hace un mes. Los crímenes de la ultraderecha, en especial los dirigidos contra inmigrantes y miembros de minorías étnicas, son una amenaza muy real en Europa. Ignorarlos o adjudicarlos a un perturbado, como se hizo en el caso del noruego Breivik, supone arriesgarse a periódicas repeticiones.
Aún se sabe muy poco del autor del asesinato de tres niños judíos y un rabino, más allá del hecho de que se utilizó la misma arma que en la eliminación de tres militares franceses de origen norteafricano y caribeño. Cabe la posibilidad de que haya una conexión yihadista si la intención del asesino era castigar a militares por suponer que habían estado destinados en Afganistán. Su regimiento sí había estado desplegado allí. La Policía de momento centra sus investigaciones en círculos ultraderechistas.
Una de las pistas en marcha consiste en buscar a ex militares que hayan sido expulsados de filas por sus ideas racistas. En estos días, se cumple un aniversario del fin de la presencia colonial francesa en Argelia. Podría haber una relación o ser sólo una coincidencia.
No hay una relación causa efecto entre estos crímenes y los tintes reaccionarios de la campaña de reelección de Sarkozy con esas referencias a “demasiados extranjeros” o sus quejas estúpidas sobre por qué se servía comida halal y kosher a escolares musulmanes y judíos. Pero este tipo de intervenciones políticas contribuyen a legitimar el odio a los inmigrantes, y no olvidemos que franceses musulmanes o judíos tienen la consideración de extranjeros para las mentes más extremistas.
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