lunes, 30 de enero de 2012
Diosdado Cabello habla sobre la llegada del oro.mp4
sábado, 28 de enero de 2012
Kanburrundanga Diario de Opinion
Afganistán: defina aberración
Cuatro marines norteamericanos orinan sobre los cadáveres de tres talibanes en algún lugar de Afganistán. Se desconoce el origen del vídeo, aunque las primeras reacciones dan por hecho que no se trata de un montaje. Tanto el Pentágono como los marines han dicho que el asunto será investigado y que las imágenes son deplorables. Volverán los comentarios sobre las manzanas podridas y habrá que unir este vídeo a una larga lista de pruebas que, de forma muy caritativa, se presentará como ejemplo de la deshumanización de la guerra y sus efectos en sanos y robustos jóvenes estadounidenses que no osarían hacer algo así en cualquier otra situación.
Todo muy parecido a los crímenes del llamado ‘Kill Team’, que convirtió el asesinato de civiles afganos en una competición deportiva. Si eliminar civiles termina siendo una consecuencia inevitable de la guerra, profanar los cuerpos del enemigo pasa a ser una simple excentricidad. Esos cadáveres también pueden servir como instrumento de guerra psicológica con la intención de provocar a los talibanes para que salgan de su escondite. La guerra lo digiere todo.
No hay ninguna posibilidad de justificar estos hechos, como por el contrario sí se hace cuando una operación militar acaba con la muerte de nueve niños que estaban buscando madera. En esos casos, se lamenta que se haya producido un “accidente”, como si fuera un acontecimiento imposible de evitar.
No importa que se produzca una y otra vez. Nunca hay que descartar el error humano. En realidad, cuando matan a decenas de personas sólo porque los talibanes han robado un par de camiones ya puedes imaginar que no hay ningún límite en el uso de la fuerza. Civiles y combatientes forman parte del paisaje. El que dispara no asume ninguna responsabilidad. ”No tenemos gente al este de nuestra posición, así que pueden disparar”. Hay libertad absoluta para abrir fuego. Ya buscaremos después alguna forma de justificar la matanza.
Ante ese panorama, ¿cuál es la diferencia entre accidente y aberración?
“Un hachazo a la clase media”
Las víctimas de Mitt Romney
El documental completo contra el pasado empresarial de Mitt Romney que la campaña de Gingrich está haciendo circular por Carolina del Sur. Como dicen en este resumen, sería recibido con aplausos en una concentración de Occupy Wall Street.
Para completar el ataque, otro anuncio de Gingrich con una sucesión de errores de su rival en debates y entrevistas. Romney contraataca con el suyo, que incluye material ya aparecido en los anuncios de Iowa y New Hampshire.
Lo llamativo de esta acusación contra Romney es que su empresa no se comportaba de forma muy diferente a muchas otras en EEUU, y ha sido ahora cuando Gingrich ha descubierto la motivación necesaria para denunciar una situación propia del capitalismo que hasta ahora le parecía estupenda. Qué causalidad. Pero acusar a un político de hipocresía no es precisamente un argumento muy original.
Apelar a la “destrucción creativa” como uno de los conceptos normales en la economía de mercado no es muy inteligente en la campaña electoral, porque los votantes van a fijarse más en la primera palabra, y mucho menos en la segunda. Al final, todo tiene que ver con esa idea tan estúpida de que un empresario (consejero delegado o CEO) está más capacitado para ser un fantástico presidente o primer ministro (¿como Berlusconi?). Los presidentes no son directivos empresariales que están muy implicados en el día a día de la compañía, y que en caso de crisis deben decidir personalmente el precio que hay que pagar para sobrevivir: trabajadores despedidos, inversiones retrasadas, compras canceladas, etc.
Pero, claro, cuando Romney y otros alegan que su experiencia profesional les cualifica para optar a ese cargo electo, por encima de los políticos ‘profesionales’, está justificado que su pasado sea examinado con lupa. No con criterios empresariales (¿se salvó la empresa?, ¿redujo sus deudas?, ¿mejoró su producción?), sino con criterios políticos. ¿Qué imagen da de ti haber ganado millones gracias a decisiones que condenaron al paro a miles de personas? Con independencia de sus ideas, los votantes se preguntarán si quieren confiar en alguien así, y la respuesta no siempre será positiva.
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Algo de humor: las primarias son una forma de distraer a los norteamericanos para que no se fijen en otras cosas.
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Mientras tanto, Obama a lo suyo, a lo que sabe hacer bien. En el último trimestre del 2011, recaudó 42 millones de dólares para su campaña presidencial. Y el partido demócrata, otros 24 millones.
Porrazos en la Universidad
Una herida y un detenido tras una carga policial en la Universidad de Cádiz
“La clase media está perseguida por el Gobierno”
Otra película de terror (financiero) para el Viernes 13
El ministro francés de Hacienda acaba de confirmar que S&P ha bajado un nivel la nota de la deuda de Francia hasta AA+. Durante toda la tarde, varios medios han informado que S&P, la más importante de las agencias de calificación, se preparaba para sacar el cuchillo otra vez y anunciar la rebaja de Francia y de otros países de la eurozona, entre ellos España e Italia.
En ningún sitio la noticia tendrá más impacto político que en Francia. A tres meses de las elecciones presidenciales, esta es la clase de noticia que Sarkozy no se puede permitir, por más que los últimos sondeos le han servido para recuperar posiciones y alejar de momento el miedo a verse sobrepasado por Le Pen y quedar fuera de la segunda ronda.
A esta hora, el presidente francés está reunido en El Elíseo con su primer ministro y los ministros de Hacienda y Presupuesto. ¿Cuál será su reacción a la pérdida de la sagrada e intocable AAA? Para cualquier Gobierno, supondría un duro golpe a la reputación de sus finanzas y tener que pagar más intereses por la deuda. Un aumento de la prima de riesgo puede llegar a comerse buena parte de los ahorros obtenidos en el recorte del gasto público.
¿Tendrá repercusiones electorales en la imagen de Sarkozy? De entrada, la idea debería ser ridícula. Con media eurozona a medio paso de la recesión, si no está ya dentro, la gente tiene que estar más preocupada por el desempleo, el descenso del nivel de vida, la austeridad introducida en nuestra economía con la misma suavidad con la que se alimentan a los patos para obtener foie gras… esas son las cosas que deberían importar.
Sin embargo, los dirigentes francesas no cesan de alardear de la reputación de su país en la escena internacional, su función dirigente junto a Alemania en la construcción europea o la responsabilidad de Francia al implicarse en los asuntos internos de muchos países. Ah, la ‘grandeur’.
¿Qué es lo que más conviene a Sarkozy? ¿Ponerse al frente de la muchedumbre enardecida y guiar al pueblo en las barricadas para acabar con el poder de las agencias de calificación? ¿Demostrar así que sangra por la herida? Sería muy poco inteligente. En realidad, los mercados ya hace tiempo que dieron por hecho que la triple A francesa era una ficción. El diferencial de los tipos de interés que pagaba Francia por su deuda soberana con el de Alemania demostraba que ambos países no jugaban en la misma liga. Eran dos AAA muy diferentes.
El ministro francés de Hacienda, François Baroin, ya ha dicho que la AA+ es aún una nota alta y que S&P es la misma agencia que bajó la nota de EEUU. Señal de que París optará por una respuesta moderada a la noticia.
La credibilidad de las agencias no es muy alta, y no sólo en la izquierda. Iain Martin, columnista del Sunday Telegraph y confeso euroescéptico, dice estar un tanto harto de la repercusión que tienen los movimientos de estas organizaciones, que fueron “inútiles hasta niveles épicos” en los tiempos anteriores a la crisis financiera.
En un blog del WSJ, titulan “S&P’s Ratings Horror Show” (es viernes 13) y recuerdan que, aunque se dé una importancia desmedida a lo que son sólo opiniones, las agencias sólo están reflejando una realidad bien conocida por todos.
But finally, it’s worth remembering that S&P’s opinions about the euro zone are just that: opinions. While the financial system gives them undue heft, they reflect a reality that the market has been dealing with for months: the euro-zone crisis is deep, difficult and here to stay. A downgrade adds a little to the challenge, but doesn’t change the big picture.
A esta hora el Gobierno español no ha abierto la boca. Las primeras informaciones indicaban que la nota de España e Italia bajaría dos niveles.
Para terminar de hacer más terrorífico este Viernes 13, las negociaciones sobre la reestructuración de la deuda griega han fracasado o, como dice la caritativa versión oficial, se han suspendido sin llegar a un acuerdo. Sin ese acuerdo, no hay más dinero de la UE y el FMI, han avisado los alemanes. Sin ese dinero, es casi imposible evitar una suspensión de pagos traumática de Grecia. Y si eso ocurre, da igual quién conserve la AAA porque será una catástrofe que alcanzará a toda la eurozona.
Los socios del Mossad en Irán
El asesinato del cuarto científico nuclear en Teherán vuelve a plantear quién está detrás de los ataques contra el régimen iraní y, sobre todo, si EEUU o Israel han declarado una guerra secreta para sabotear el programa nuclear. La revista Foreign Policy publica un amplio reportaje, citando fuentes de la CIA y otros servicios de inteligencia, que señala al Mossad por su relación con el grupo salafista suní Jundallah.
Los norteamericanos descubrieron alarmados durante los últimos años de la Administración de Bush que los agentes israelíes se hacían pasar por espías norteamericanos al entablar contactos con representantes de Jundallah, muchos de ellos celebrados en Londres. Por su ideología salafista, es de suponer que los miembros de este grupo armado tendrían algunos inconvenientes en recibir ayuda del Mossad. ‘Disfrazarse’ de agentes de la CIA solventaba esa dificultad.
Cuando los servicios de inteligencia norteamericanos se enteraron no daban crédito. Eso implicaba a EEUU en el apoyo a un grupo armado que había cometido atentados contra objetivos militares iraníes, pero también contra civiles, por ejemplo en mezquitas chiíes. La Casa Blanca pidió explicaciones a la CIA y, tras conocer la respuesta, Bush se enfureció, según el artículo. El Mossad operaba en la más absoluta impunidad sin importarle lo que pensara su mejor aliado (no es una novedad, el Mossad también trabaja dentro de EEUU).
“No nos dedicamos a asesinar a altos cargos iraníes o a matar civiles iraníes”, dice una fuente de inteligencia. A diferencia del Mossad, podría haber añadido.
“This certainly isn’t the first time this has happened, though it’s the worst case I’ve heard of,” former Centcom chief and retired Gen. Joe Hoar said of the Israeli operation upon being informed of it. “But while false-flag operations are hardly new, they’re extremely dangerous. You’re basically using your friendship with an ally for your own purposes. Israel is playing with fire. It gets us involved in their covert war, whether we want to be involved or not.”
No importa lo furiosos que estuvieran en la CIA. Nunca hay consecuencias cuando la política israelí perjudica los intereses de Washington. Nadie se atreve a denunciarlo públicamente. Al igual que con la eliminación de un dirigente de Hamás en Dubai, en la que se usaron pasaportes falsos de países europeos, ser aliado de Israel obliga aparentemente a tragar con eso y mucho más.
Jundallah, fundada en 2003, no es un nombre que aparezca mucho en los medios de comunicación. Eso no quiere decir que sea un completo misterio. Ya en 2007 y 2008 se sospechaba que recibía ayuda de EEUU. Por entonces no figuraba en la lista de organizaciones terroristas elaborada por el Departamento de Estado, que esperó hasta noviembre de 2010 para corregir esa extraña omisión. El cambio se produjo pocos meses después de un atentado contra la mezquita chií de Zahedan en el que murieron 27 personas y 169 quedaron heridas.
Como organización radical suní, Jundallah no cuenta con muchos apoyos entre la mayoría chií del país. Dice luchar contra la discriminación que sufren los suníes, que son cerca del 10% de la población total pero un porcentaje mucho mayor en la provincia de Sistán y Baluchistán, fronteriza con Pakistán y Afganistán (mapa). Irán ha acusado también al servicio de inteligencia paquistaní de financiar y armar a Jundallah, al igual que hace con los grupos yihadistas que operan en Afganistán o Cachemira.
Los contactos del Mossad con Jundallah confirman que los israelíes están dispuestos a aliarse con el diablo para acabar con el programa nuclear iraní. No les importa dar patadas en un avispero ni implicar a EEUU, lo que hace sospechar que estarían encantados de arrastrar a Washington a un conflicto bélico con Irán.
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Foto: Dos miembros de un comando suicida de Jundallah fotografiados antes del atentado de julio de 2010 contra una mezquita.
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Una entrevista en Al Jazeera English con Mark Perry, autor del reportaje de Foreign Policy.
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Según la web israelí DEBKAfile, que basa sus informaciones en fuentes anónimas de los servicios de inteligencia israelíes, Obama llamó por teléfono a Netanyahu el jueves para criticar con dureza el asesinato del científico iraní. El artículo relaciona el reportaje de Foreign Policy con un intento norteamericano de distanciarse de Israel en el conflicto con Irán.
Cosas que hacer en sábado cuando no estás muerto
Qué sería del western y otros géneros cinematográficos sin la mítica bola de maleza (también llamada planta rodadora).
–Una infografía sobre la cronología de ‘Pulp Fiction’.
–El cabreo de Kim Novak con ‘The Artist’.
–Vuelven Wes Anderson y Bill Murray con ‘Moonrise Kingdom’.
–Eres el dios de la fertilidad y acabas tirado en un patio de mala muerte.
–Un ranking de las películas de Spielberg, de peor a mejor.
–Una historia (dibujada) de casi todo.
–No juegan mal al voleibol en China.
–Juguetes del KGB.
–Como en los viejos tiempos: retocar imágenes en Rusia.
–Qué miedo dan las avispas japonesas.
–Un hecho: las modelos son más delgadas que antes. Mucho más.
–‘A Brief History of Time’, de Errol Morris, documental basado en el libro de Hawking.
–La gran portada de Liberation de hoy compensa un poco el estereotipo barato sobre los gays del día anterior.
–Torturer’s Apprentice: una reflexión sobre la tortura desde Bernard Gui y la Inquisición hasta el waterboarding.
–Los Angeles no tiene playa a causa de una ley de Felipe II de 1573.
Lo que las togas no tapan
Comienzan los juicios contra el juez Garzón y la afición se divide. Los que son críticos con él destacan otros procesos del pasado con los que no están de acuerdo, pero cabría apuntar que no son aquellas supuestas irregularidades procesales las que le llevan al banquillo.
A mí no me cabe duda de que está siendo víctima de una persecución ideológica por parte de la judicatura. Le esperan tres procesos y lo irregular es que en ninguno de ellos existe acusación de la Fiscalía. Le han negado testigos y recusaciones, dándose la esperpéntica circunstancia de que alguno de los magistrados que tienen que juzgarle con “imparcialidad” le acusa en otro proceso donde, además, actuó de asesor de la acusación particular para que la demanda prosperara. ¡Ay, qué risa!
En fin, que en un país donde un juez que llama putas a las madres solteras, maricones a los homosexuales que deciden casarse, que veja a sus empleadas, es condenado a pagar 3.000 euros; donde un juez de Marbella que recibía sobornos a cambio de archivar casos es apartado temporalmente; donde se ha puesto en el Constitucional (a instancias del PP) a un magistrado relacionado con la represión del franquismo, que portaba pistola y la sacó en una riña de tráfico; que en ese mismo país, la Justicia pida 17 y 20 años de inhabilitación a Garzón por una cuestión de interpretación de la ley, huele muy mal.
Ante el lío que se ha armado, algunos exigen respeto por la Justicia. Yo lo tengo, y creo que más que algunos encargados de administrarla que nos obligan a vivir esta bochornosa farsa sectaria.
La verdad (absoluta) en Twitter y en el periodismo
Por alguna razón que desconocemos, La Vanguardia decidió dedicar un editorial a Twitter:
Ahora bien, Twitter no dispone de los mecanismos de privacidad, control y fiabilidad que pueden tener otros sistemas más tradicionales como la prensa electrónica, la televisión o la radio. Hay que seguir a Twitter sabiendo que detrás de cada tuit no existe una verdad absoluta y que muchas informaciones que se dan no es que no sean ciertas o subjetivas, es que directamente son falsas. Por decirlo de otra forma, hay periodismo en Twitter pero Twitter no es periodismo.
¿Verdad absoluta? ¿Existe la verdad absoluta en el periodismo?
Qué demonios. A veces, podríamos decir lo mismo de la prensa: hay periodismo en la prensa pero la prensa no es periodismo. Lo digo por los titulares dedicados por la prensa tabloide a la sentencia del juicio por el asesinato de Marta del Castillo. Y si hablamos de noticias “directamente” falsas, como hace el editorial, tampoco tenemos que buscar muy lejos: “Cuando la prensa se erige en juez, fiscal y verdugo”.
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Viñeta de Geek and Poke.
Vitoria, 3 de marzo
Documental sobre la represión policial contra una movilización sindical en Vitoria el 3 de marzo de 1976. Manuel Fraga era el ministro de Gobernación (Interior) en el Gobierno de Arias Navarro. La policía mató a cinco obreros al desalojar una iglesia del barrio de Zaramaga en la que se celebraba una asamblea.
“Aquí ha habido una masacre”, dijo uno de los policías.
Segunda parte del vídeo.
El delirio de los republicanos: Perry, Turquía y Bilderberg
Si Gerald Ford dijo en un debate en 1976 que Europa del Este no estaba dominada por la URSS, ¿qué hay de extraño en que Rick Perry afirme que Turquía está gobernada por terroristas islámicos y por tanto debería ser expulsada de la OTAN? Los debates de las primarias republicanas tienen entre otras funciones la responsabilidad de dejar patente la enciclopédica ignorancia de la mayoría de sus candidatos sobre el resto del planeta.
En cierto sentido, la de Perry se trata de una respuesta ‘moderada’. No llegó a decir que EEUU debería invadir Turquía para extender la libertad y la democracia. Eso que salimos ganando.
Hay que decir que la pregunta se las trae. El periodista pintó un cuadro tenebroso de Turquía y no le dejó más opción que salir por la tremenda. Evidentemente, estaba descartada una respuesta mesurada que revelara un mínimo conocimiento de la situación de Turquía, durante décadas el segundo aliado más importante de EEUU en Oriente Medio. De hecho, la reacción de Perry provocó la mayor ovación de la noche en el debate celebrado en Carolina del Sur.
Los asesores de Perry dicen que el gobernador de Texas conoce Turquía. Tras una búsqueda rápida, sólo he encontrado una referencia a un viaje de Perry a ese país. Estuvo en 2007 en Estambul… en una reunión del Grupo Bilderberg. ¿Puede ser más divertido? Desde luego, el también candidato Ron Paul dijo entonces que Perry debería ser investigado por violar la ley norteamericana. Su asistencia al cónclave del grupo con el que la reina Sofía gobierna el mundo era la prueba de que Perry “estaba implicado en la conspiración internacional”, según Paul.
Ese es el nivel de las primarias republicanas.
La última oportunidad para los que no se llaman Romney
Newt Gingrich anunció que las primarias de Carolina del Sur iban a ser “el Armagedón”, convencido de que Mitt Romney iría con todo para ganar las tres primeras citas. En el anuncio, lo retrata como todo lo que los republicanos no son, incluido el pecado mortal de hablar francés. Romney pasó un tiempo en Francia como misionero mormón.
El anuncio de Rick Santorum incide en lo mismo pero de forma más hábil, colocando a Romney y Obama en el mismo plano.
La contienda de Carolina del Sur suele ser brutal entre los republicanos. Incluso cuando los candidatos no se tiran al fango, grupos de sus partidarios con los que supuestamente no tienen ningún contacto emplean todo tipo de artimañas y trucos sucios. En el año 2000, extendieron el rumor de que McCain tenía un hijo ilegítimo de raza negra (había adoptado con su mujer a una niña de Bangladesh), y desde luego nadie se hizo responsable de ese ataque.
Por eso, el que sale vivo de Carolina del Sur se queda con la mayoría de las papeletas para ganar la candidatura. Bush enterró allí las aspiraciones de McCain hace ocho años. En 2008, McCain ganó con un 33%, no un resultado espectacular, pero el suficiente para demostrar que también podía superar a sus rivales más conservadores en el sur.
Los pronósticos indican que Romney disfrutará de números similares.
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En el apartado ‘cosas que harán sufrir a Romney cuando se enfrente a Obama’, hoy aparece el reconocimiento del republicano de que paga en torno a un 15% de impuestos gracias a que vive básicamente de las inversiones de su época al frente de la empresa Bain Capital, un privilegio que no está alcance de la clase media. Además, afirma que cobra una cantidad por conferencias que, en sus propias palabras, “no es mucho”. Unos 370.000 dólares en el último año. Pues claro. ¿Qué son 370.000 dólares para un multimillonario? Calderilla.
Margaret Thatcher y ‘La Dama de Hierro’
Matthew Parris, diputado tory entre 1979 y 1986, contó en una ocasión a Margaret Thatcher que se había lanzado al Támesis para salvar a un perro. “¿Un perro? ¿En serio que rescataste a un perro?”, respondió ella. “¡Qué cosa más estúpida!” A lo largo de su carrera, Margaret Hilda Roberts (casada con Dennis Thatcher) pronunció frases y protagonizó anécdotas como para llenar varias películas. ‘La Dama de Hierro’ partía por tanto de un material inagotable.
La película fue inicialmente recibida con alegría por políticos y periodistas conservadores en el Reino Unido. Sin ser exactamente una hagiografía, al centrarse en la historia de una mujer que dominó un mundo de hombres (una idea que define a la política británica tanto antes como ahora), sus virtudes personales quedan muy destacadas, mientras que los defectos son obviados. No diría que es una película feminista, pero sí presenta a Thatcher como un icono feminista de su época. Bueno para la taquilla. La historia es otra cosa.
El recibimiento quedó algo atenuado cuando los contemporáneos de Thatcher, sobre todo sus ministros, no escondieron su malestar al saber que dedica largas escenas a mostrar el deterioro mental que sufre la ex primera ministra a sus 86 años. Eso obligó a Cameron a comentar que creía que la película se había hecho demasiado pronto. La última, y breve, aparición pública de Thatcher fue en septiembre de 2011 en el cumpleaños del entonces ministro de Defensa, Liam Fox, pero ya raramente sale de casa.
En realidad, ‘La Dama de Hierro’ está concebida a la mayor gloria de Meryl Streep, que vuelve a hacer gala, u ostentación, de su prodigioso dominio de los acentos e inflexiones de la voz, una virtud más habitual entre los actores británicos que entre los norteamericanos.
La película es sólo eso, una película, pero no cuenta toda la historia de Thatcher y omite o pasa muy por encima algunos elementos clave de su trayectoria.
1. ¿Tuvo que afrontar Thatcher la discriminación contra las mujeres en la política?
Sí, aunque precisamente la falta de diputadas en la Cámara de los Comunes le favoreció en los inicios de su carrera. Fue candidata por primera vez en 1950 pero salió derrotada en una circunscripción en la que dominaban los laboristas. Consiguió una cierta popularidad en los medios al ser la mujer más joven que se presentaba a las elecciones. La clave para entrar en la política británica es ser elegido para un ‘safe seat’, un escaño que tu partido suele ganar por amplia mayoría. En 1958, los tories decidieron que necesitaban más mujeres en el grupo parlamentario (el número era ridículamente bajo). Un año después, Thatcher consiguió su ‘safe seat’ y ganó en la circunscripción de Finchley.
En 1959, 25 mujeres (un 3,9%) fueron elegidas diputadas en una Cámara de 630 miembros. Actualmente, hay 142 diputadas (un 21,8%). En España, son el 35,4%.
Thatcher nunca pensó que tuviera alguna responsabilidad en promover a mujeres en puestos de responsabilidad pública. Cuando fue elegida primera ministra, había un 3% de mujeres en los Comunes. Al dejar el cargo, sólo eran el 6,3%.
No estaba a favor de la discriminación positiva, pero eso no quiere decir que no se beneficiara de ella. La derrota tory en 1964 le abrió puertas. Una vieja generación tenía que dejar paso a nuevos políticos. Ella apoyó a Edward Heath. El nuevo líder no le apreciaba mucho, lo que no impidió que le incluyera en el ‘gabinete en la sombra’ y después en el Gobierno, como ministra de Educación, tras volver al poder. Heath tenía serias dudas sobre Thatcher, pero la verdad es que no tenía mucho más donde elegir si quería tener alguna mujer en el Gabinete.
Es el inicio de los años 70 y el comienzo de una aguda decadencia en el Reino Unido con gobiernos de ambos partidos completamente superados por las circunstancias. Como ministra de Educación, Thatcher acumuló frustraciones y polémicas. Provocó una furiosa reacción al abolir la leche gratis en los colegios. Eso ayudó a que sus enemigos comenzaran a destacar su aparente dureza inhumana. Sin embargo, la polémica era un tanto exagerada. La leche gratis era un legado del racionamiento de la guerra. En realidad, Thatcher fue una ministra ‘gastadora’. Luchó por su presupuesto y ganó casi siempre. Según dijo The Guardian entonces, era más igualitaria que su predecesor laborista. La primera ministra Thatcher no hubiera tolerado con facilidad a la antigua ministra Thatcher.
2. ¿Fue una líder revolucionaria?
Sí. Desafió lo que allí se llama el consenso de la posguerra. El origen del Estado de bienestar británico está en el informe Beveridge, presentado en el Parlamento en 1942. Tras la guerra, los laboristas pusieron en práctica las conclusiones del informe, por ejemplo con la creación del sistema público de salud. Los conservadores continuaron esa política al regresar al poder. MacMillan y Heath fueron los primeros ministros tories característicos de esa época. Conservadores, pero pragmáticos.
La primera revolución de Thatcher fue la liberalización de la economía y la reducción cueste lo que cueste del déficit público como prioridad. En un plano político, el reforzamiento de la figura del individuo. “There is no such thing as society”, dijo en una célebre frase. “Hay hombres y mujeres, y hay familias”, explicó y el Gobierno no puede hacer nada si no es a través de las personas.
Otro cambio radical en la política británica que vino de su mano fue la centralización del Gobierno, el predominio absoluto del Gobierno central sobre todos las demás instituciones y centros de poder. Empezando por los ayuntamientos, que conservaban amplias competencias en educación y vivienda. Y también por el alto funcionariado, el poderoso Civil Service, el baluarte del establishment británico. “Ninguno de ustedes son tan buenos. De lo contrario, trabajarían en el sector privado”, les dijo a los directivos de British Rail (la empresa pública de ferrocarriles).
3. ¿Cómo se convierte en el líder de los tories? ¿Estaba destinada a dirigir su partido?
No. Es la tremenda crisis de los 70 y los errores de otros líderes conservadores los factores que le aupan al poder. Las primeras medidas del Gobierno de Heath en 1971 son claramente liberales. La presión de la crisis de la energía y la contestación social provocan un repentino giro de 180 grados. Las demandas de los mineros y de un sector industrial agonizante son aceptadas y se impone el control de salarios.
El ala más conservadora de los tories estaba dirigida por un grupo de lunáticos aún nostálgicos de los tiempos del imperio. La crisis de los 70 desata un interés por la economía que termina por dar sentido y coherencia a este sector. El líder natural de ese grupo es Keith Joseph, el gran mentor de Thatcher. Para aplicar las medidas con las que pretenden levantar a un país en decadencia, Joseph sostiene que son imprescindibles medidas impopulares a lo largo de un amplio espacio de tiempo y hacer frente al poder de los sindicatos.
Thatcher es su mejor alumna. Empieza a despuntar como líder de futuro y es entonces cuando recibe clases de oratoria y baja una octava el tono de su voz.
La doble derrota de Heath en las dos elecciones de 1974 sella su futuro. Los tories no tienen piedad con los líderes que no están en condiciones de ganar en las urnas. Joseph es el líder natural del sector liberal, pero se autodestruye. Pronuncia un discurso en el que abraza las tesis eugenésicas. Después, con el escándalo originado y el acoso de la prensa, se encierra en su casa y decide que no está dispuesto a pasar por eso. Renuncia a disputarle el liderazgo a Heath y Thatcher le sustituye. Nadie cree que vaya a ganar pero sí que puede debilitar a Heath para que surja un tercer candidato. Tal y como aparece en la película, Thatcher tampoco cree en su victoria.
Sorprendentemente para todos, Thatcher gana en primera vuelta con 130 votos, por 119 de Heath. Aprovecha ese impulso con habilidad, demuestra una convicción ausente en sus rivales de la segunda vuelta y vence con mayoría absoluta. Los tories le dan el puesto, pero no la lealtad. Muchos creen que ha ganado sólo por efecto del desastre de la era de Heath. Su futuro ministro Norman Tebbit llama a esos años “la larga marcha de Thatcher”.
Ella se mueve con cautela y ofrece puestos en el ‘gabinete en la sombra’ a los partidarios de Heath. Aún no puede imponer sus puntos de vista en el partido. Incluso así, Thatcher sabe cómo rentabilizar su condición de cara nueva en un país de políticos avejentados. Viaja por el país y es muy hábil al utilizar la televisión, la prensa sensacionalista y las revistas femeninas para forjar una imagen nueva.
Como líder de la oposición, no quiere asustar. Se mueve con cautela y no busca impresionar al electorado con grandes expectativas. Describe las privatizaciones como revolucionarias, casi impensables. Suena tan moderada que algunos temen que el sector más derechista intente desbancarla. Es una cuestión táctica. Está esperando su momento. “Hay gente en mi partido que aún cree en el consenso. Los considero unos traidores, unos quisling“, le dice a un embajador.
4. ¿Era la líder más popular del país al ganar las elecciones?
No, a pesar de que la situación económica del país es pavorosa a finales de los 70. En 1976, la humillación se completa cuando el Gobierno tiene que pedir un crédito al FMI. A cambio, y en una época de alto desempleo, tiene que recortar el gasto público y controlar el ascenso de los precios. La inflación está desbocada y las protestas laborales son constantes. El Gobierno decreta un aumento del 5% del sueldo de los funcionarios, muy por debajo de la inflación, y queda desautorizado cuando Ford acepta un incremento salarial del 15% para impedir que sus fábricas se vean paralizadas por las huelgas.
Ocho meses antes de las elecciones, algunos sondeos todavía dan ventaja a los laboristas. Las huelgas se ceban en los servicios públicos y el ‘invierno del descontento’ acaba con la credibilidad del Gobierno.
Gran Bretaña es el enfermo de Europa. Y en mitad de todo ese panorama, la popularidad personal del primer ministro laborista James Callaghan resulta ser superior a la de Thatcher. Sin embargo, la líder tory gana las elecciones de 1979 con un 44% de los votos y una mayoría absoluta de 43 escaños.
5. ¿Impone sus ideas desde el primer momento?
No. Incluye en su Gobierno a varios tories del sector moderado e incluso da a uno de ellos, James Prior, la cartera de Empleo. Encargar a uno de los suyos la responsabilidad de hacer frente a los sindicatos “supondría un desafío que aún no estamos listos para afrontar”, diría años después. De hecho, al poco de llegar al poder tiene la oportunidad de enfrentarse a los sindicatos mineros y prefiere no hacerlo. Acepta sus reivindicaciones salariales, porque esperará algún tiempo antes de la ofensiva definitiva. Primero, tiene que cambiar la legislación sindical para dificultar el ejercicio de la huelga.
En el Ministerio de Hacienda, sí coloca a sus partidarios, dirigidos por Geoffrey Howe. La lucha contra la inflación es la prioridad y el coste económico, muy alto. La cura provoca una caída del 6,1% en el PIB en 1980.
La retórica, eso sí, no tiene límites. “The lady is not for turning”, dice en el congreso tory de 1980. La señora no se da la vuelta. Es muy probable que algunos de los presentes apreciaran una divertida connotación sexual en la frase. No en el caso de Thatcher, que no tenía mucho sentido del humor. Sus asesores incluían algún chiste en los discursos con mucho esfuerzo porque nunca parecía apreciar los golpes de humor. No hay mejor ejemplo de ello que en el congreso de 1990 cuando utilizó no una sino varias referencias a un famoso sketch de Monty Python, el del loro muerto. No las entendió, no sabía dónde estaba la gracia ni tampoco quién era ese Monty Python. Y mira que el autor de la idea se lo intentó explicar en una escena que los Monty Python habrían firmado sin ningún problema.
She just didn’t get it. She couldn’t see the point. So they got a tape of the sketch and made her watch it. “Somehow the surreal nature of the occasion made it seem even funnier, and we had tears rolling down our cheeks. She was impassive. But we did persuade her that the audience would love it, and very unwillingly she agreed. Then just before she went on stage, she turned to me and asked: ‘This Monty Python – are you sure he’s one of us?”
Para encontrar un cambio radical, hay que esperar a 1981, cuando Howe presenta lo que él mismo llama el “presupuesto más impopular de la historia”. Es el monetarismo (“sadomonetarismo”, lo llaman los laboristas) en su máxima expresión.
Los tories caen al tercer puesto en los sondeos. Las divisiones en el Gabinete enfrentan a radicales y moderados, e incluso algunos partidarios de Thatcher creen que se está yendo demasiado lejos. Una reunión del Gobierno en julio de 1981 acaba con una tempestad de críticas contra la política económica, un momento muy diferente a la imagen tradicional de una Thatcher que impone la más dura disciplina a sus ministros.
El país ha salido de la recesión pero sigue en crisis. El crecimiento es sólo del 1,7% en 1981 y del 2,2% un año después, insuficiente para recuperar lo perdido. El paro llega a los tres millones, los tipos de interés están en el 16%. Los conservadores se hunden hasta el 23% en las encuestas. Thatcher es la primera ministra más impopular desde el inicio histórico de los sondeos.
La recuperación económica de 1982 ayuda a los conservadores a recuperar posiciones. El nuevo partido socialdemócrata, escisión de los laboristas, sigue ganando elecciones parciales, lo que hace pensar que en los siguientes comicios ningún partido tendrá la mayoría absoluta. En esas condiciones, es muy poco probable que la odiada Thatcher pueda estar al frente de un Gobierno de coalición.
Todo cambia cuando una dictadura dirigida por un borracho (Argentina) invade las Malvinas.
6. ¿Provocó una gran discusión el hundimiento del Belgrano?
En la película, Thatcher toma personalmente la decisión de hundir el buque de guerra argentino, que se estaba alejando de la zona de exclusión en torno a las islas impuesta por Londres, en una amplia sala en la que el alto mando militar dirige la guerra. Una escena dramática para reforzar su condición de líder de guerra. En realidad, no fue así. El almirante Woodward, jefe de la operación militar, envió a uno de sus hombres a la residencia del primer ministro en Chequers, y en la misma entrada recibió el visto bueno rápidamente. No aparece nada en la película sobre el intento de encubrir el hecho de que el Gobierno sabía que el Belgrano estaba volviendo a Argentina.
7. ¿Cuándo disfrutó Thatcher de un poder absoluto?
La victoria de las Malvinas y la mejora de la situación económica –el PIB creció un 4,3% en 1983– hacen que los tories entren en mucho mejor estado en 1984. Además, los laboristas han realizado un giro completo a la izquierda, liderados por Michael Foot, tan a la izquierda que casi entregan la reelección a Thatcher en bandeja de plata.
Es en su segundo mandato cuando se ocupa de la misión que tiene pendiente. Coloca a un duro al frente del Consejo Nacional del Carbón. Aprovisiona de carbón las centrales para que una posible huelga tarde muchos meses en causar problemas de suministro. Y espera a que los sindicatos respondan a la política de cierre de las minas que sólo se sostienen por las subvenciones públicas.
El sindicato de los mineros, dirigido por Arthur Scargill, está dispuesto a librar la guerra hasta el final. No hay margen para las negociaciones. Ningún bando quiere ceder. Los 66.000 mineros de Yorkshire habían votado tres años antes a favor de la huelga si se cerraba un solo pozo mientras quedara carbón que sacar. Scargill impone la solidaridad con esos mineros y se niega a que haya una votación nacional de todos los militantes sindicales.
El 5 de mayo de 1984, los mineros de Yorkshire se declaran en huelga ante el inicio de los cierres. Abandonan los pozos a los que no volverán hasta un año después. En algunas zonas del país, los piquetes no pueden impedir que algunos mineros no secunden la huelga. El momento más dramático es la batalla de Orgreave, en junio de 1984. 5.000 mineros se dirigen a bloquear la planta, pero la policía ha tomado posiciones antes con un número similar de agentes. Durante todo un día mineros y policías intercambian cargas y golpes. Al final, los primeros no pueden impedir que los camiones salgan cargados de carbón.
Durante meses, las familias de los mineros no reciben salarios y viven de donaciones, la ayuda del sindicato y donaciones caritativas. Scargill mantiene una postura férrea en los negociaciones, pero el apoyo a la huelga se va diluyendo. En marzo de 1985, un congreso del sindicato minero aprueba poner fin a los paros por 98 votos a 91.
Thatcher ha vencido. El plan de cierre de los pozos no rentables se acelera. Es el comienzo de los años de poder incontestable para la primera ministra. No es que la economía haya despegado por completo. El crecimiento cae al 2,1% en 1984. Muchos analistas creen que el periodo que va de 1985 a 1989 (inicio de la revuelta del ‘poll tax’) es cuando Thatcher impone su voluntad al partido y al Gobierno sin ningún tipo de contrapeso. Las privatizaciones alcanzan a todos los sectores, excepto el servicio de correos (Royal Mail). Ya no hay ministros tories que discutan el poder de la jefa de Gobierno.
8. ¿Cuál fue la razón de la caída de Thatcher?
La arrogancia suele ser una consecuencia del poder absoluto. “Nadie recordaría al buen samaritano si sólo hubiera tenido buenas intenciones. También tenía dinero”, había dicho en 1980. Con esa extraña filosofía, impone a los ayuntamientos el ’poll tax’. Si quieren ofrecer servicios, deberán pagarlos con sus fondos. El impuesto es completamente regresivo. Obliga a los ciudadanos a contribuir por igual, independientemente de su nivel de renta o de la ciudad o barrio en que residen. La injusticia de la medida es manifiesta. Pagan lo mismo los millonarios de los barrios finos de Londres y los habitantes de las zonas más depauperadas de Liverpool o Glasgow.
Esta vez, son la clase media y los jóvenes los que se lanzan a la calle. Los conservadores son conscientes de que Thatcher no cederá y que eso les llevará a la derrota. Además, las relaciones con Europa provocan una confrontación total dentro del partido, que se prolongará también en los años de John Major. Thatcher alimenta el alma euroescéptica de los tories. Varios ministros creen que su obstinación va contra los intereses del país. Es la división sobre Europa (no el maltrato personal como aparece en la película; Howe llevaba años sufriendo esas acometidas en público) la que origina la dimisión del viceprimer ministro, Geoffrey Howe, y su discurso en la Cámara de los Comunes, que revela que Thatcher no dirige ya a un partido unido. El ex ministro Heseltine se ve obligado a adelantar su desafío por el liderazgo. Thatcher se confía y no admite ni como hipótesis no ser reelegida por amplio margen en la primera vuelta.
Derrota a Heseltine en la votación, pero sin llegar a la mayoría absoluta. Si bien es casi una humillación, está dispuesta a continuar luchando. Los pesos pesados del partido le convencen de que obtendrá aún menos votos en la segunda ronda. Nadie se atreve a decirle que no le va a votar. Todos le cuentan que serán otros los que no lo hagan.
9. ¿Supuso el fin de Thatcher el triunfo definitivo del thatcherismo?
Sí, por extraño que parezca. El electorado conservador y muchos medios de comunicación vieron la retirada de Thatcher como un ejemplo nefando de traición a la altura del asesinato de Julio César. En realidad, fue un cálculo frío y hasta obvio. Los tories se encaminaban a una derrota electoral que podía echar abajo una década de cambios políticos.
La victoria de 1992 fue decisiva. Si Thatcher hubiera seguido y perdido esas elecciones, un partido laborista no reformado habría llegado al poder y descompuesto todo el edificio thatcheriano. Esa victoria forzó la retirada de Neil Kinnock y la elección posterior de Tony Blair como líder laborista, tras el paréntesis de John Smith, fallecido por un infarto.
En el libro ‘Thatcher & Sons’, el periodista Simon Jenkins lo explica muy bien. Major, Blair y Brown convirtieron el thatcherismo en irreversible. La liberalización de la economía, la máxima flexibilidad laboral, la apuesta por el sector financiero, la negativa a desarrollar una política industrial a través de la intervención del Estado y la desconfianza en las instituciones europeas se convirtieron en el discurso oficial. Blair llevo la privatización a cada rincón de la economía y fue el primer ministro más autoritario de los tiempos modernos, en expresión de Jenkins, si por autoritario entendemos su capacidad de imponer sus ideas a otras instituciones. El proceso de concentración del poder en Londres se completó. Blair aprobó la devolución de poderes a Escocia y Gales, pero la tradicional autonomía local del Reino Unido se convirtió en un recuerdo del pasado.
Gordon Brown se ocupó de que descarrilara el tímido proceso puesto en marcha por Blair para que el Reino Unido pudiera unirse al euro (lo que en estos momentos no parece desde luego un error). El partido conservador quedó completamente marcado por el desdén de Thatcher hacia la UE. Hoy todos sus diputados, con un puñado de excepciones, son euroescépticos.
10. ¿Hablaba realmente Thatcher como Meryl Streep en la película?
Sí. Charles Moore, autor de la biografía oficial de Thatcher, lo confirmó sin ninguna duda. Sólo apreció una diferencia: la forma de caminar no era exactamente igual.
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Informativo de la BBC del día de la dimisión de Thatcher.
–Audios e imágenes de intervenciones de Thatcher en el Parlamento.
–Una selección de discursos.
–How Britain changed under Thatcher. Estadísticas económicas de sus años de Gobierno.
¿Puede Enrique VIII ganar la candidatura republicana?
Newt Gingrich se acerca a la carrera a Mitt Romney en todas las encuestas de Carolina del Sur y recibe el apoyo de Rick Perry, que acaba de retirarse de las primarias. Y en este momento, a 48 horas de las votaciones y cuando la prensa comienza a prestar atención a los inconvenientes políticos que arrastra Romney por ser multimillonario, aparece la segunda mujer. La otra. Todo indica que será esta noche cuando la cadena ABC emita una entrevista con Marianne Gingrich.
“Me pidió que tuviéramos un matrimonio abierto, y yo me negué”, dice en la conversación. Ella tenía que “aceptar el hecho de que había alguien más en su vida”. Ese alguien más era la actual mujer de Gingrich.
Tres son multitud en cualquier matrimonio, especialmente en el caso de un político que se ha opuesto al matrimonio gay porque supone una amenaza a esa sagrada institución. Poner los cuernos a la esposa es otra cosa si obtienes su permiso. Si no lo consigues, la culpa es de ella.
No sé yo si esta lógica retorcida tiene mucha salida entre los votantes más conservadores de Carolina del Sur. Y son precisamente los republicanos de las iglesias evangélicas los que más están apoyando a Gingrich con una ventaja de 17 puntos sobre Romney.
Dos ideas con las que podemos resumir todo esto. Nunca cabrees a una ex mujer si quieres tener una carrera política. En segundo lugar, Romney es un tipo con suerte.
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El último sondeo de Carolina del Sur pone a Gingrich por delante: 34% por el 28% de Romney. Ron Paul está con un 15% y Rick Santorum con un 14%.
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Andrew Sullivan recuerda que la ‘oferta’ de Gingrich a su mujer no es una exclusiva. Ya aparecía en un artículo publicado el año pasado. Cierto, al igual que otros detalles nada edificantes de las relaciones del candidato con sus esposas anteriores, pero no es lo mismo saberlo, en el caso poco probable de que lo sepan todos los votantes republicanos de Carolina del Sur, que escuchar a una de sus ex mujeres contándolo en una entrevista.
Las mentiras de los militares egipcios
Jimmy Carter ha publicado su informe sobre el viaje a Egipto durante las recientes elecciones. Tuvo la oportunidad de reunirse con el mariscal Tantawi, jefe de las Fuerzas Armadas. Sobre la salvaje agresión a una mujer por policías militares en una manifestación, el militar mintió descaradamente.
He stated that the widely promulgated videos showing military attacks on demonstrators and a woman “with the blue brassiere” were all falsified. He said the soldiers were actually helping the woman re-clothe herself with what was provocative attire. I was assured that the emergency law would be lifted before the presidential election, no later than June.
Así que los mismos militares que patearon a la mujer estaban en realidad ayudándole a vestirse. Y las imágenes de vídeo y fotografías de distinto origen que hemos visto todos son una falsificación. Seguro.
Ante tal descaro, caben todas las dudas sobre la voluntad de los militares egipcios de cumplir sus promesas.
Antes se pilla a un cojo que a Gingrich
¿Quién tiene la culpa de que Newt Gingrich engañara a su segunda mujer y que ahora esta quiera contarlo? ¡Los periodistas! Ovación, dos orejas y rabo (con perdón, en este caso) y vuelta al ruedo. El periodista de CNN John King tuvo la ocurrencia de comenzar el debate de anoche de las primarias republicanas con la denuncia de la mujer y Gingrich, que se lo esperaba, salió con una respuesta indignada. Sólo le faltó recurrir a la moral para defender su posición de presunto adúltero. Bueno, de hecho lo hizo. El carácter vicioso y negativo de los medios de comunicación hace aún más difícil gobernar este país, dijo. Sacar ese tema es lo más despreciable que me pueda imaginar, continuó. Y desde luego, todo es un intento de los medios “elitistas” para proteger a Obama.
King no sabía dónde meterse. Si le hubieran dado una pala y un pico, se habría puesto a cavar en pleno plató para refugiarse en una trinchera.
Mitt Romney guardó la compostura y no comenzó a golpearse la cabeza en el atril. Gingrich, al que los últimos sondeos han regalado un ascenso espectacular en Carolina del Sur, cogía la iniciativa desde el primer minuto y se presentaba como víctima de los pérfidos medios. No había terminado el debate y ya había mucha gente que afirmaba que lo había ganado.
¿Era la respuesta de Gingrich un ejemplo de cinismo e hipocresía de manual viniendo de la misma persona que exprimió cada gota de los líos de faldas de Bill Clinton? Desde luego. Pero si en algo es realmente bueno Gingrich es en embestir con la cabeza contra cualquier problema que se ponga por delante, y al diablo con el sentido común y las consecuencias. En una pelea a brazo partido como son estas primarias, eso te da ventaja en algunos momentos, en especial cuando los demás (rivales o periodistas) creen que pueden acorralarte.
Y no hay cosa que le guste más a la base republicana que dar caña a los periodistas. Son la gente que ve Fox News por creer que es la cadena más pluralista (“fair and balanced”). Ahí están todos los puntos de vista desde la derecha hasta la extrema derecha. Todo lo que está fuera de ese abanico es el mal.
Romney se cubrió de gloria cuando le preguntaron por qué no ha hecho público hasta ahora los datos específicos de su declaración de la renta. Vino a decir que no lo hacía porque los demócratas lo utilizarían contra él y su prioridad es derrotar a Obama. Esa respuesta preparada es muy mala. Horrible. La gente pensará: ¿qué es eso tan perjudicial que está ocultando?
Claro, los demócratas sólo tardaron unas horas en lanzar un anuncio en su web para echar dos o tres toneladas de sal sobre la herida.
¿Paraísos fiscales? ¿Islas Caimán? Uf, esos acordes finales del himno norteamericano con percusión caribeña hacen mucho daño.
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Gingrich va con todo contra Romney. Aquí ya no hacen prisioneros.
La trampa de Megaupload
Adiós al modelo de negocio de Megaupload. Las grúas se llevan los coches de los dueños de la compañía más odiada por la industria cultural, el Gran Satán de la descarga de contenidos culturales. Con tales dimensiones (los acusados generaron ingresos de 175 millones de dólares con 150 millones de usuarios registrados, según el FBI), no es raro que la empresa hubiera adquirido tal carácter de tótem.
Es curioso que tanta gente diga que es el comienzo de una guerra sin cuartel. Será porque en las guerras, al enemigo ni agua.
En la industria cultural, lo ven como un triunfo sin precedentes. Ahora sí se acabará con las descargas porque se trata sólo de soltar a la policía (lo que podríamos llamar la doctrina Víctor Manuel). Esto se soluciona metiendo a gente en la trena, consecuencia obvia de la idea esas viejas campañas que comparaban la piratería con el robo de coches, media en la cabeza y palanca en la mano. La comicidad involuntaria es a veces más divertida que la forma profesional de hacer reír.
En el otro lado, muchos –no todos, claro– de los que se han opuesto con argumentos de peso a los estados de excepción legalizados (Ley Sinde, SOPA…), no esconden que están dolidos, aunque sólo sea por ver tan satisfechos a los jerarcas culturales. Y no lo entiendo. Megaupload no tiene nada que ver con el uso libre de Internet y el rechazo a la mentalidad autoritaria que pretende controlar la red. Es una empresa privada cuyo modelo de negocio era obtener ingresos a cambio de contenidos culturales que no eran de su propiedad. ¿Ánimo de lucro? Sólo el imprescindible para tener un helicóptero privado.
Hay que recordar por si es necesario, y suele serlo, que los datos que aparecen en los comunicados del FBI y del Departamento de Justicia y el visto bueno del gran jurado de Virginia forman la acusación que deberá ser presentada ante un tribunal. Por extraño que parezca a algunas personas, la policía a veces se equivoca o se extralimita. Nada está probado hasta que un tribunal emita sentencia.
Probablemente, no haya un nuevo Megaupload, una empresa que adquiera tales dimensiones. Pero hay muchos servicios más pequeños que prestan un servicio similar. Y está el P2P, que no tiene nada que ver con facturar decenas de millones al año. Volverá con toda su fuerza y la industria querrá otra vez apostar toda su estrategia a ir contra los usuarios, algo a lo que no ha renunciado pero que en muchos países, también en España, se ha terminado por ver como una táctica fracasada.
La operación del FBI no es una victoria del mal ni la de ningún Estado policial. Me parece de una ceguera increíble sostener que el cierre de Megaupload es una victoria de los defensores de la SOPA y la PIPA en EEUU. Los ciudadanos y organizaciones que se han opuesto a estas leyes no lo han hecho para poder ver gratis ‘Transformers 3′ en el ordenador.
De hecho, la redada demuestra que la ley ya permite a la policía ir contra los que vulneran los derechos de autor con la intención de lucrarse. No existe la necesidad de violentar derechos fundamentales con legislaciones en las que el control judicial prácticamente desaparece, y es un órgano administrativo nombrado por el Gobierno el que toma decisiones sobre lo que debe o no aparecer en la red.
Por tanto, las últimas 24 horas han sido en realidad un gran triunfo para Internet. Por el cierre de Megaupload y por este titular: “SOPA and PIPA dead – for now”.
Los amos
Con motivo del paso de Garzón por el banquillo se ha insistido mucho, por parte de los que se alegran con su procesamiento, en que nadie está por encima de la ley pero, en mi opinión, deberían, como estoy haciendo yo ahora, haber usado el condicional. A los que no somos expertos en leyes nos descorazona que delitos flagrantes queden sin reparación por cuestión de forma o prescripción y, también, la levedad con la que muchos magistrados tratan a los delincuentes de guante blanco, a pesar del quebranto social que causan sus vilezas.
Al señor Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE –que tiene varios pleitos pendientes por trincar presuntamente–, le sale un nuevo caso por embolsarse los depósitos que abonaban los viajeros en sus agencias a modo de señal.
También se ha identificado al hasta hace poco presidente de la patronal de Alicante, Rafael Martínez Berna, como uno de los que operaban con la trama Gürtel, ya saben, esa trampa que le organizó Garzón al PP, partido al que don Rafael abonó, presuntamente, 200.000 euros.
Estos señores representaban a la cúpula del poder económico y su organización, avalista de Rajoy y agente social, se proponen como impulsores de las soluciones que arreglarán la vida de los ciudadanos ahora que la política, dicen, ya no tiene sentido.
Exigen una drástica reforma laboral y se quejan del daño que hacen los sindicatos. No proponen ningún recorte para sí mismos y, desde luego, no inspiran esa confianza que Rajoy decía traer debajo del brazo. En todo caso, inspirarían a Francis Ford Coppola si tuviera que hacer una cuarta entrega.
La remontada de Gingrich
Ni sus tres matrimonios, adulterios incluidos. Ni sus 20 años en la Cámara de Representantes (la institución más impopular), incluidos los últimos cuatro como su presidente. Ni los rentables años pasados al servicio de ciertos lobbies. Ni la millonada que recibió como asesor de Freddie Mac. Ni sus escasos medios financieros comparados con la maquinaria de Romney.
Todo eso resultó irrelevante. Newt Gingrich ganó en las primarias de Carolina del Sur y culminó una espectacular remontada en menos de una semana. Incluso para esa montaña rusa que son las primarias de este año, llama la atención. Obtuvo el 40,4% de los votos. Romney se quedó con el 27,8%, Rick Santorum con el 17% y Ron Paul con el 13%.
Hace sólo cinco días, Nate Silver concedía una ventaja de 12 puntos a Romney en el promedio de los sondeos.
Siempre enganchados al carro del último ganador, los medios de comunicación norteamericanos comenzaron a hablar en pasado de Gingrich después de que no llegara al 10% en New Hampshire. Calculaban el aguante que tendría Santorum hasta rendirse a la evidencia. Se decía que Romney estaba en camino de cerrar la historia antes de que acabara enero gracias a las dos citas de Carolina del Sur y Florida.
Ocurrieron dos cosas. Los dos últimos debates fueron horribles para Romney. Por primera vez, sus rivales aceptaron que si centraban sus ataques en Obama, estaban entregando la nominación al ex gobernador de Massachusetts. Ya unos días antes Gingrich, con la ayuda de Perry, había lanzado toda su munición contra Romney, describiéndolo como un plutócrata que había ganado millones descuartizando empresas y despidiendo a miles de trabajadores.
Algunos decían que eso era como atacar al favorito de los republicanos desde la izquierda, y la verdad es que unos cuantos analistas conservadores coincidían en esa crítica y se quejaban de que los activistas de Occupy Wall Street suscribirían con gusto esas palabras. Pero lo cierto es que las grandes corporaciones (que en el lenguaje de Romney son también “personas”), los fondos de inversión y Wall Street no tienen muchos defensores en la base republicana de unos cuantos estados de EEUU, y uno de ellos es Carolina del Sur.
Según el sondeo de CBS, Romney sólo ganó a Gingrich (47%-32%) entre los votantes republicanos que ganan más de 200.000 dólares. Todos los que ganan menos (y son un 95% del total) apostaron por el segundo por una amplísima diferencia.
Luego apareció la denuncia de la segunda mujer de Gingrich. ¿Cómo iban a encajar eso los votantes evangélicos, temerosos de Dios y defensores del carácter sagrado del matrimonio? Por lo visto, bastante bien. No hay nada mejor que un pecador reformado sobre todo si no es mormón.
Estaban enterados de todo eso, pero no les preocupó. Como ya comenté, la base republicana está firmemente convencida de que hay una conspiración de los medios de comunicación para atacar a sus políticos. Gingrich utilizó ese sentimiento con habilidad y tiró de manual. Se presentó como la víctima de una campaña de “las élites” y funcionó. Debería enviar sendos mensajes de agradecimiento a la cadena ABC (por la entrevista con la ex esposa) y a la CNN (por iniciar el último debate con una pregunta sobre el tema).
“Las élites de Washington y Nueva York” decía ayer Gingrich en su discurso de la victoria. Su descaro no conoce límites. Un tipo que se ha pasado media vida en Washington es ahora el cruzado de los valores de la auténtica América. ¿Qué más da? Las campañas las ganan los valientes o, en ocasiones, los suicidas. Ayer hasta las mujeres casadas prefirieron, según los sondeos, al ex marido de Marianne Gingrich.
Todos los republicanos que han ganado en Carolina del Sur desde 1980 han terminado haciéndose con la candidatura. Es la clase de estadística que se cumple siempre… hasta que deja de cumplirse. En cualquier caso, cada victoria genera su propia dinámica que borra las percepciones anteriores y obliga a comenzar de nuevo. El discurso que decía que Romney había ganado las dos primeras citas ya es viejo. Primero, porque al final en Iowa ganó Santorum por un puñado de votos. En segundo lugar, porque lo ocurrido ayer pone un interrogante sobre las encuestas hechas hasta ahora en Florida, que concedían a Romney una clara ventaja, y desde luego restan todo valor a las encuestas nacionales.
Josh Marshall está convencido de que Gingrich no puede ganar. Más pronto que tarde, los pesos pesados republicanos se alzarán para impedirlo porque eso es garantía de una derrota ante Obama (algunos datos lo demuestran) que además puede arrastrar a todo el partido republicano en las elecciones al Congreso. Yo no estoy tan seguro. No que no lo vayan intentar –había que ver el gesto serio de Karl Rove anoche en Fox News–, sino que tengan éxito. Los votantes de Gingrich también consideraban una prioridad encontrar a un candidato que pueda vencer a Obama, eso que allí llaman la ‘electabilidad’.
Por lo demás, en la Casa Blanca tienen que estar encantados con las noticias de Carolina del Sur.
Romney no entusiasma a los medios de comunicación. Lo que sí es seguro es que la mayoría de los periodistas aborrece a Gingrich. Lo han visto mentir tantas veces, saben que la demagogia es un concepto que se queda tan corto para describirlo que no se creen que sus compatriotas puedan fiarse de él. Lo han dado por muerto en innumerables ocasiones y nunca termina de quedarse quieto bajo la lápida.
En el fondo, subyace una idea que aparece en muchos artículos: ¿ha cambiado tanto la base de partido republicano que los medios ya no son capaces de reconocerla? Los demócratas demostraron que un candidato ‘del aparato’, como Clinton, puede perder si el rival arrastra la pasión y convicción necesarias para superar todos esos obstáculos. Cuando les decían a los partidarios de Obama que él no podía ganar a diferencia de Clinton (¿un político negro casi sin experiencia?), respondían que no estaban de acuerdo pero en el fondo les daba igual. No iban a dejar que un análisis supuestamente objetivo de los medios sustituyera a lo que les decía su corazón.
Romney es el John Kerry de los republicanos. Experiencia probada. Dinero de sobra. Mensaje frío pero coherente. Carisma escaso pero suficiente. Al final, un candidato de papel fácil de atacar desde varios lados cuyo único activo es la posible impopularidad del presidente.
Por el contrario, como dice Connie Bruck en The New Yorker, Gingrich crea sus propias reglas. Cuanto mayor sea la confusión en el partido republicano o peor sea la situación económica de EEUU, mejor para él. Puede estar en lo más alto de los sondeos y dos semanas después caer como un peso muerto para volver a recuperarse. Es el político antijesuítico. Es posible que la mayoría piense que en tiempos de tribulación es mejor no hacer mudanzas. En caso de crisis, él siempre prefiere acercar la mecha al barril de pólvora. A ver qué pasa.
Tampoco nadie pensaba que Bill Clinton podía ganar a George H.W. Bush cuando empezaron las primarias de 1992.
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Un detalle que no recordaba. Hasta abril, el partido obliga a las primarias republicanas a no conceder al ganador todos los delegados en disputa, como era habitual hasta ahora, sino a introducir un factor de proporcionalidad. Eso puede alargar la lucha durante muchos meses. Por ejemplo en Carolina del Sur el vencedor se lleva la mayoría de los delegados pero un número importante se reserva al ganador en cada condado. Por otro lado, anoche leí que la victoria de Gingrich iba a ser tan contundente que al final se quedaría con todos los delegados.
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14.20
Nate Silver se pregunta en un larguísimo análisis si estas primarias desafían el paradigma habitual en una contienda electoral. Es decir, en vez de ser “More of the Same”, son del tipo “This Time Is Different”. Lo tiene difícil, ya que él se ocupa de analizar encuestas y estas están siendo muy volátiles. Termina diciendo:
My view is that Mr. Gingrich’s win in South Carolina is not enough to be paradigm-breaking. But if he follows it with a win in Florida, all bets are off. Not only would that represent further evidence of Mr. Gingrich’s strength, but it would suggest that we had been weighing the evidence wrongly all along.
20.00
Me comentan que la mayoría de los estados concede los delegados de forma proporcional, pero no todos, y no sólo hasta abril. Esto antes era habitual en las primarias demócratas, pero no en las republicanas.
Ocho argumentos sobre Megaupload
1. Ser grande, gordo y excéntrico no es delito. La bondad o maldad de Megaupload es un debate donde poco importa que su fundador llevase vida de estrella del rock.
2. Es cínico defender a Megaupload como si fuese un inocente servicio de almacenaje de archivos en la nube. La mayoría de los que pagaban por sus cuentas premium no lo hacía para guardar sus ficheros –hay otros servicios similares que son gratis–, sino para ver películas y descargar archivos pirateados.
3. Esta empresa no sólo cobraba por acceder sin restricciones a su almacén, sino que pagaba cifras significativas a los uploaders: los usuarios más activos, que subían a sus servidores las películas o series más deseadas. Era la recompensa para el que se mete en el cine con una cámara de vídeo para subir un estreno a Internet. Si la piratería exige ánimo de lucro, aquí lo había; otra cosa es el P2P.
4. Si el FBI ha podido actuar contra Megaupload con la legislación vigente, ¿para qué hace falta aprobar leyes extraordinarias y lesivas para otros derechos fundamentales, como la estadounidense SOPA o nuestra ley Sinde?
5. Pensar que el cierre de Megaupload acabará con la piratería digital es tan ingenuo o tan falaz como lo que hizo George W. Bush al declarar el fin de la Guerra de Irak encima de un portaaviones a los dos meses de comenzar la invasión. Ya cerró Napster y dio igual.
6. El gran número de abonados de Megaupload demuestra que es falso que en Internet triunfe el “todo gratis”. Además de lo que ya cuesta un ADSL, la gente está dispuesta a pagar por los contenidos si el precio es razonable. Ya pasa con la música, con aplicaciones como Spotify. O con los videojuegos, con plataformas como Steam. ¿A qué espera el cine para ofrecer un servicio similar?
7. Perseguir los presuntos delitos de Megaupload es compatible con devolver los archivos privados a los usuarios legales de esta web. También los hay.
8. Mi enhorabuena al FBI por la operación. ¿Para cuándo otra contra los paraísos fiscales o la megaconspiración financiera?
Obama: la cautela como razón de ser
¿Quieres saber por qué los presidentes de EEUU tienen una conducta imperial en las relaciones exteriores? Una de las razones menos citadas tiene que ver con la limitación de su poder en política interna. A pesar de que se trata de un sistema presidencialista –la “república imperial” lo llamó Raymond Aron–, la Casa Blanca se encuentra extraordinariamente condicionada por la intervención del Congreso en política económica. La idea de que el presidente puede hacer lo que quiera quedó hace tiempo sepultada en los libros de historia. Aún más desde que el clima partidista de la vida política en Washington, lo que nosotros llamaríamos la crispación, ha acabado con los moderados dentro de cada partido.
The New Yorker publica un largo reportaje, cuya materia prima son los informes que recibe Obama en la Casa Blanca y sus respuestas a las ideas y propuestas que le llegan del Gabinete y equipo de asesores. Esas notas, a veces tan breves como un par de palabras o una idea subrayada, le definen a la perfección. El artículo sirve como una radiografía completa de la Administración de Obama y confirma su imagen, ya comentada en muchos otros artículos, de un político precavido y centrista, nunca demasiado valiente, que apostó buena parte de su capital político a una quimera: la capacidad de Washington de consensuar políticas entre los dos grandes partidos con vistas a encontrar soluciones a las grandes crisis.
Desde el primer momento, Obama escuchó sobre todo a los economistas como Geithner y Summers que le aconsejaban cautela en la respuesta a la crisis. Una vez decidida la adopción de una política de estímulo fiscal, casi todos aconsejaron limitar en la posible la cuantía de la intervención con fondos públicos. Fue de especial importancia la opinión de Lawrence Summers (un infiltrado de Wall Street, según los sectores más progresistas de los demócratas), que alertaba sobre el peligro de ir demasiado lejos.
Además del peligro de hacer imposible cualquier acuerdo con los republicanos, Summers alertó de que los mercados financieros podían interpretar la ley en estudio como prueba de que EEUU no era serio en la lucha contra el déficit. Actualmente, y al ser un valor refugio frente al caos de la eurozona, EEUU paga intereses casi negativos por su deuda.
Los economistas convencieron a Obama de que la cuantía del estímulo no podía superar los 900.000 millones de dólares, cuando economistas como Krugman pedían una cifra mucho mayor. La búsqueda del consenso con los republicanos terminó en fracaso, como ha ocurrido a lo largo de todo su mandato. Sólo tres senadores republicanos apoyaron una ley que incluía el uso de 787.000 millones.
Axelrod and other Obama political advisers saw anti-Keynesian rhetoric as a political necessity. They believed it was better to channel the anti-government winds than to fight them. As much as it enraged Romer and outside economists, the White House was on to something. A President’s ability to change public opinion through rhetoric is extremely limited. George Edwards, after studying the successes of Franklin Roosevelt, Lyndon Johnson, and Ronald Reagan, concluded that their communications skills contributed almost nothing to their legislative victories. According to his study, “Presidents cannot reliably persuade the public to support their policies” and “are unlikely to change public opinion.”
El reportaje describe a un Obama a merced de los acontecimientos. Es una demostración de lo que dejó claro desde los primeros meses de su presidencia. A pesar de todas sus críticas a la forma de hacer política en Washington, nunca fue, ni siquiera en sus comienzos en Chicago, un político dispuesto a planteamientos radicales o simplemente ambiciosos. Es un centrista al que sus enemigos catalogan de radical, y por tanto está condenado a decepcionar tanto a sus rivales como a los partidarios que aspiran a que esa imagen (falsa) termine convirtiéndose en realidad.
Es decir, Obama como test de Rorschach.
Foto: Flickr de la Casa Blanca.
Las falacias del arzobispo
El arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol Balcells, concedió ayer una entrevista en TV3 para traernos su palabra, obra y oración. De entre las muchas perlas que monseñor nos dejó, hay cuatro falacias que me han llamado especialmente la atención. Mis comentarios van detrás de sus entrecomillados.
“Una mujer no puede oficiar misa porque cada uno tenemos nuestra función. Yo tampoco puedo hacer algunas funciones que hacen las mujeres. No puedo traer hijos al mundo”. El arzobispo confunde los genes con una creación cultural: lo biológico con una profesión. Para que las mujeres puedan oficiar misa católica, bastaría con que cambiase el criterio del empleador. Pero por mucho que el Vaticano se empeñe, es difícil que nuestro arzobispo dé a luz (o la vea).
“Su comportamiento [el de los homosexuales] no es adecuado ni para ellos ni para la sociedad”. El voto de castidad es mucho menos adecuado tanto para el clero como para el resto de la sociedad. Y no conozco a ningún gay que pretenda imponer su elección sexual a los demás.
“A las mujeres de mi iglesia siempre les digo lo mismo: a quien tienes que cuidar más es a tu marido, él es el hijo más pequeño de la casa, ya sabéis por qué lo digo”. ¿Considera monseñor que un varón es una especie de débil mental? ¿Da esos mismos consejos a los hombres de su iglesia?
“La iglesia puede hablar, pero después no obligamos a nada porque no tenemos Mossos d’Esquadra ni prisiones”. En la historia del hombre, esto es una reciente y agradable novedad. En España, hace apenas 35 años que tal cosa es verdad. La pérdida de ese poder del Vaticano sobre los demás no fue por propia voluntad.
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Más coherencia eclesiástica: la Iglesia cuestiona que la vicepresidenta Saénz de Santamaría, casada por lo civil, sea la persona ideal para dar el pregón de Semana Santa de Valladolid. Es la misma Iglesia que casó a una mujer divorciada en la Catedral de la Almudena.
Ya vale de reír, Obama
Si ya se reía Obama con el resultado de las primarias de Carolina del Sur, cuando le hablen sobre los datos fiscales de Mitt Romney se le van a saltar las lágrimas de la risa. La portada es un buen resumen del inmenso alivio que a priori debe sentir la Casa Blanca al observar el curso de la contienda republicana.
Parece claro que si los republicanos eligen a Newt Gingrich, a Obama le será más fácil movilizar a las bases demócratas, en parte decepcionadas por las promesas no cumplidas por el vencedor de las elecciones de 2008.
[Podría ser una de las primeras ediciones del sábado de The Washington Post. En las siguientes ya apareció la foto de Gingrich en la celebración de su victoria. Pero no, es una parodia.]
Otro favor para Obama. Romney ha hecho pública su declaración de la renta de 2010 y una estimación de la de 2011. En 2010, tuvo unos ingresos de 21,7 millones de dólares, de los que pagó un 14% de impuestos. El bajo porcentaje se debe a que la mayoría de sus ingresos procede de rentas de capital. No es un delito, pero no da mucha credibilidad al argumento, habitual entre candidatos, de que él sí sabe lo dura que está siendo la crisis para el norteamericano medio.
Además, la información facilitada incluye el molesto hecho de que Romney tuvo ese año una cuenta en Suiza (y otras en los paraísos fiscales de Bermuda y Caimán) que fue clausurada porque alguien decidió que podía ser un poquito embarazosa. Seguro que tenía ese dinero allí como muestra de confianza en la economía norteamericana.
Ya vale de reír, Obama, que te va a dar algo.
Por cierto, se ha escrito en muchos sitios que ningún presidente ha salido reelegido en décadas con el nivel de paro que soporta actualmente EEUU. Es cierto, pero hay otra hipótesis que favorece a Obama. Desde 1956, ningún presidente ha perdido en las urnas si el desempleo ha bajado de forma constante en los dos años anteriores a las elecciones.
Those precedents bode well for Obama. Unemployment was 9.8 percent in November 2010, two years before voters decide whether Obama gets to stay in the White House. It was down to 8.7 percent in November 2011, a year before the vote. It fell to 8.5 percent in December and is expected to fall further by Election Day.
La insoportable inutilidad del Parlamento
Inaudito. ¿Cómo pueden los políticos pedir respeto al Parlamento cuando ellos mismos no lo tienen? La noticia del cambio de la forma de elegir a los miembros del CGPJ ha estado toda la tarde en elmundo.es. Es obviamente un asunto de gran trascendencia.
Soraya Sáenz de Santamaría no ha hecho referencia al tema en su comparecencia en la Comisión Constitucional, excepto muy al final, cuando ya los grupos de la oposición no podían intervenir. El socialista Jáuregui ha protestado y el presidente ha dicho que la sesión había concluido. Se ha oído la voz de la vicepresidenta decir “yo no tengo inconveniente en..” y se ha cortado el sonido.
Esto es imposible que ocurra en el Reino Unido. Allí si el Gobierno pretende anunciar un cambio legislativo (no el proyecto de ley aún) comparece a petición propia en la Cámara de los Comunes. También allí es muy posible que aparezca antes la noticia en un medio de comunicación, como también es muy posible que el presidente de la Cámara se lo reproche al ministro correspondiente por ser una falta de respeto al Parlamento, y el ministro (por mantener las formas) pedirá disculpas.
Aquí un vicepresidente o ministro se presenta en la comisión para dar un mitin y se guarda en el bolsillo un anuncio tan importante y así impide que la oposición dé su punto de vista y lleve a cabo su función de controlar al Gobierno. Pues eso, el Congreso está para dar mítines.
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Artículos con este tema siempre tienen que acabar con las palabras: y del Senado, ya ni hablamos.
Foto del Flickr de Mr. Weeeee.
Capitalismo de casino
Imaginen que soy un inversor multimillonario. Imaginen que me planto con mi puro, mi chequera y mi sombrero de chistera en Francia, o en Alemania, o en cualquier otro país civilizado de esos que se supone queremos imitar. Imaginen que –como buen empresario “liberal”– busco apoyo y dinero público para montar mi negocio privado: una docena de casinos con sus hoteles y sus campos de golf; un Las Vegas en el arrabal de Europa; un paraíso fiscal.
Imaginen que pido al Gobierno que me regale suelo, que me ponga una estación de AVE, que me construya una línea de metro, que me muevan un vertedero, que me echen a un poblado chabolista y que me perdonen los impuestos. Imaginen que también exijo que me cambien la ley de Juego, la ley de Enjuiciamiento Civil, la ley de Extranjería, la ley Antitabaco, el Estatuto de los Trabajadores, la ley de Blanqueo de Capitales y la ley de Procedimiento Laboral. Imaginen que, además de todo esto, reclamo que se permita el juego a menores, la entrada a ludópatas en mis casinos y un aval del Estado para algunos de los préstamos que vaya a necesitar. Si mi negocio va bien, los beneficios son míos; si quiebra, los contribuyentes tendrían que pagar.
A cambio de que me reescriban las leyes, me regalen el suelo, me avalen los préstamos, me permitan explotar a mis empleados y me perdonen los impuestos, yo prometo dar trabajo a los nativos. Ya saben, empleo de calidad: camareros mal pagados, crupieres, estafadores, matones, sirvientas para hacer las camas y prostitutas para deshacerlas.
La pregunta: ¿cuánto tardaría el Gobierno de ese país civilizado en mandarme a pasear? Pues la oferta no es hipotética. Este capitalista de casino existe y la Comunidad de Madrid está dispuesta a jugar.