sábado, 28 de enero de 2012

Lo que las togas no tapan

Lo que las togas no tapan:

Comienzan los juicios contra el juez Garzón y la afición se divide. Los que son críticos con él destacan otros procesos del pasado con los que no están de acuerdo, pero cabría apuntar que no son aquellas supuestas irregularidades procesales las que le llevan al banquillo.


A mí no me cabe duda de que está siendo víctima de una persecución ideológica por parte de la judicatura. Le esperan tres procesos y lo irregular es que en ninguno de ellos existe acusación de la Fiscalía. Le han negado testigos y recusaciones, dándose la esperpéntica circunstancia de que alguno de los magistrados que tienen que juzgarle con “imparcialidad” le acusa en otro proceso donde, además, actuó de asesor de la acusación particular para que la demanda prosperara. ¡Ay, qué risa!


En fin, que en un país donde un juez que llama putas a las madres solteras, maricones a los homosexuales que deciden casarse, que veja a sus empleadas, es condenado a pagar 3.000 euros; donde un juez de Marbella que recibía sobornos a cambio de archivar casos es apartado temporalmente; donde se ha puesto en el Constitucional (a instancias del PP) a un magistrado relacionado con la represión del franquismo, que portaba pistola y la sacó en una riña de tráfico; que en ese mismo país, la Justicia pida 17 y 20 años de inhabilitación a Garzón por una cuestión de interpretación de la ley, huele muy mal.


Ante el lío que se ha armado, algunos exigen respeto por la Justicia. Yo lo tengo, y creo que más que algunos encargados de administrarla que nos obligan a vivir esta bochornosa farsa sectaria.

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