jueves, 20 de febrero de 2014

Tan violentamente en "paz"


Por Janeth Zarramera.


Caracas, 18 Feb. AVN.- El rostro de los policías es imperturbable, conforman una férrea barrera que impide a un grupo de manifestantes pasar desde los límites del municipio Chacao hacia Caracas y a otro grupo más pequeño cruzar hacia la Plaza Brión, en Chacaíto. No hablan, su sola presencia dice para que están allí.
Que al acercarse al punto en el que convergen una manifestación de calle con los policías antimotines alguien se sienta intimidado es usual, que intimiden los civiles en lugar de los uniformados es, cuando menos, novedoso. Ocurre al llegar frente al cerco policial.
Gritos enardecidos recorren la fila y ocasionalmente se detienen al azar frente a cualquiera de los policías que, a juzgar por sus facciones, escasamente superan los 20 años: “Cobarde”, “hijo de puta”, “coño de tu madre”, “maldito”, son expresiones que se escupen a pocos centímetros del rostro al que también se manotea con vehemencia.
“¿Por qué no se meten en los barrios?”, “malandros”, “asesinos”, “¿dónde se van a meter cuando esto caiga?”, “pajúos”. Y antes de agregar otra vez “cobarde”, alguna dama empuja sus dedos en el hombro del policía elegido para buscar una respuesta, una reacción que no llega.
Los insultos no sólo se reservan a los efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, sino que también alcanzan a alguna chavista identificada en un edificio cercano: “Puta”, “arrastrada”, “vendida”, “tierrúa”, “chavista de mierda”, y acto seguido “baja de ahí, cobarde”.
Ambos bloques de seguidores de la oposición aspiran superar el cerco policial y emprender una marcha no permisada hacia el Ministerio de Relaciones Interiores, en el centro de Caracas, que había sido convocada para este martes 18 de febrero por Leopoldo López, como escenario para cumplir con su entrega a la justicia, la cual ya había negociado con las autoridades.
Tras la entrega de López, que permite protegerlo del atentado contra su vida que se ha denunciado estaba en planes de sus propios congéneres de la derecha, los policías se mantienen en su misión y los activistas también. Persisten en la intención de romper el cerco policial.
Siguen los gritos, entre ellos uno que va acompañado del manoteo de ambas manos o del puño cerrado frente al rostro del policía: “Estamos aquí en paz”. Y tal como si fuera rastro del gas lacrimógeno que no se lanzó, la violencia de esa “paz” queda en el aire.

Janeth Zarramera AVN 18/02/2014 22:21

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